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Así es como decidí estudiar Magisterio Infantil. Con los años, continué trabajando con niños, tanto con Trastorno del Espectro Autista (TEA) como con aquellos sin necesidades especiales pero con sus propias peculiaridades y desafíos.

Durante mi carrera, descubrí que mi manera de conectar con cada niño se basaba en la empatía y el esfuerzo constante por entender sus necesidades individuales. Me dedicaba plenamente a ayudarlos, ya fuera a nivel educativo, emocional o social. Además, creía firmemente en la importancia de trabajar codo a codo con las familias para formar un equipo que priorizara el bienestar del niño.

Gracias a mi formación, experiencia práctica y sensibilidad, he desarrollado una comprensión profunda del comportamiento infantil. Soy capaz de identificar sus necesidades emocionales y educativas, y de implementar estrategias efectivas para modificar conductas inadecuadas o fomentar comportamientos positivos.

Además, trabajo de manera cercana con las familias, entendiendo que cada niño forma parte de un sistema único. Ofrezco orientación a los padres que buscan herramientas para gestionar las conductas de sus hijos, creando soluciones adaptadas a sus circunstancias específicas. Mi objetivo no es solo abordar los desafíos conductuales, sino también fortalecer los vínculos familiares.

Mi compromiso con la formación continua refleja mi intención de seguir ampliando mis conocimientos y habilidades para ofrecer un apoyo aún más completo y especializado.